No todo fueron belenes estas navidades. De camino a Folgoso de la Ribera hicimos una paradita en Villafranca del Bierzo, la Compostela de esta región leonesa.
De todos son conocidas sus iglesias, que señalaremos en otra futura entrada ya cerca dela primavera , ya que es junto con el Otoño , una época de lo más recomendable para acercarnos y contemplar los frutales en flor de la región. Pero es menos conocida la calle de los Palacios , donde a lo largo de la misma se pueden contemplar viejas casonas blasonadas y bellos palacios, importante muestra de arquitectura barroca tanto civil como religiosa. Ejemplo de ello es que conserva la casa natal del poeta Enrique Gil y Carrasco. Esta calle es llamada calle del Agua.
Sorprende en esta calle dos palacios: el de los Marqueses de Villafranca y el Palacio de Torquemada, ambos del siglo XV.
Pero no podemos dejar de destacar por su belleza artística, otro monumento menos conocido de esta preciosa villa leonesa, el Convento de la Anunciada, que se sitúa al final de la calle y que para muchos visitantes pasaba desapercibido. Ahora con el paseo fluvial que han hecho se puede contemplar desde distintos puntos.
El edificio se construye sobre las ruinas de un antiguo Hospital de Peregrinos. La fundación fue a cargo de D. Pedro Alvarez de Toledo y Osorio en 1.606 para su hija que quería profesar como monja. El retablo principal está decorado con columnas salomónicas y relieves representando a la Anunciación, el Nacimiento de Cristo y los Desposorios de Santa Catalina. Data el retablo del S. XVII. Especialísima mención para la custodia traída de Roma por orden del fundador, así como los relieves del retablo.
Se guarda en la Anunciada una colección de cuadros de pintura flamenca de principios del siglo XVII conocidos como los ermitaños de La Anunciada .
También merece especial mención la tumba con los restos de San Lorenzo de Brindis, mandados traer por los marqueses desde Lisboa, lugar donde había fallecido el Santo.
A loas pies de la Iglesia se encuentra el Panteón de los Marqueses, con la tumba de mármol florentino pompeyano, una auténtica obra de arte en forma de mesa. Se dice que era una mesa mandada hacer por el marqués para su Palacio. La Iglesia del Convento suele estar cerrada, pero las clarisas amablemente aceden a abrirla si se les pide y la verdad es que la enseñan muy bien. Desde aquí nuestro agradecimiento por su cariñosa hospitalidad.
Un lugar con mucho encanto para alojarse y que se encuentra al comienzo de la calle y justo al lado del puente por donde pasa el Camino de Santiago, es la Posada las Doñas del Portazgo, todo un lujo. Y para comer , muy cerca del Hotel, el Hostal Méndez, con cierta relación familiar con el Hotel , más sencillo para alojarse y precios más módicos, pero la comida muy casera y se puede contemplar desde su comedor unas espléndidas vistas del río.